martes, 3 de agosto de 2010

Sobre el ansiado regreso de Cesc

Para que no se diga que nuestros textos son siempre ácidos e inmisericordes, hoy traemos a aquí, lo que ese pedazo de pan que es JUAN CRUZ,  acérrimo culé confeso y, sin embargo,capaz de cohabitar con los más feroces y falsarios enemigos del Barça, acaba de escribir en esa escoria de diario deportivo que es el As:


El regreso del hijo pródigo

Artículos de Juan CruzJuan Cruz | 04/08/2010
Cesc tiene que venir. Le toca. La persistencia con la que el Arsenal le niega el plácet para venir al equipo en el que se hizo, y de cuyo cuerpo místico forma parte, es un tira y afloja que tiene más de sentimental que de realista. Y si la cosa es sobre los sentimientos, resulta evidente que los sentimientos barcelonistas tienen más calado que los del gran club británico, el respetable Arsenal de Arsène Wenger. Es cierto que Wenger ha tratado a Cesc con mano de padre, pero es que en el Barça están el padre y la madre. Está la cuna de su fútbol y, ahora, está la cuna del fútbol en la que empezó a mecerse su categoría de gran jugador.
Durante el Mundial recuerdo cómo el maestro John Carlin gritaba a favor de que Del Bosque alineara al media punta del Arsenal; le daría consistencia al juego, dirigiría como nadie los destinos de la Selección española hacia un triunfo probable. Aunque no del todo, el seleccionador de La Roja hizo caso de los dictados del periodista, o eso quise entender, y Cesc, en efecto, marcó la pauta de algunas de las mejores jugadas que vimos. Esas jugadas, con perdón, tienen el sello del Barça; ahora mismo el Barça está haciendo el fútbol que se corresponde con el genio del futbolista que le pide al Arsenal que lo dejé volver a su placenta. Que Cesc regrese a ese lado de la vida que se llama como el fútbol que él quiere no sólo es de justicia. Es de justicia poética, pues Cesc es hoy un poeta del fútbol. Ojalá haga aquí sus versos.

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