miércoles, 11 de agosto de 2010

El hombre que marcaba las pautas morales en el blog de Saco

#240 Comentario por MasjAmon

10/08/2010 @ 12:37
Hace no mucho tiempo, en en país nada lejano, había un blog lleno de gente que debatía con pasión pero con respeto, con ideas y mucho sentido del humor. Gente que demostraba una inteligencia superior a la media, en un blog que daba gusto leer. Hasta los trolls eran divertidos y daban juego.
Así que, después de leerles durante mucho tiempo, decidí animarme a participar, a pesar de que no destaco especialmente por mi dialéctica y sí por las tontunas que suelto (lo que me hacía pensar que iba a hacer el ridículo entre tanta gente tan bien preparada). Por suerte, conseguí encajar y el resto de participantes del blog pasó a ser para mí como una segunda familia, con gente a la que de verdad aprecio.
Entonces, apareció la serpiente que siempre aparece en todo paraíso, un sujeto que, a base de halagos desaforados, lamidas de culo generalizadas y, sobre todo, haciéndose pasar por un abuelete entrañable, intentó convertirse en el centro de atención y a que todo el mundo le regalase el oído, su único objetivo en la vida.
Pero claro, una serpiente es una serpiente, y a ésta en particular le chorreaba un veneno especialmente dañino, que derramó con todas sus ganas sobre todo aquél que osase contradecirle o llamarle la atención por su comportamiento. Yo hice de todo eso, así que, sin comerlo ni beberlo, pasé a ser uno de sus principales “enemigos” (esto lo dijo él mismo, ya ves tú) y a llevarme mi buena ración de veneno a menudo. Y el ambiente en el blog, que hasta entonces había sido estupendo, se enturbió un montón, sobre todo porque había conseguido engañar a unos cuantos con su disfraz de abuelete enfermito entrañable. Y el blog se dividió en bandos, aunque muchos ni se enteraron.
Y había otro blog. Un blog donde los trolls campaban a sus anchas y los que no eran trolls lo parecían por su forma extremadamente dura de contestar a las provocaciones, en las que caían con gusto, a tal punto que llegó un momento en que costaba distinguir quién era un troll y quién no. Y llegó un momento en que la dirección del diario decidió suprimir aquel blog que entre todos ellos habían convertido en cualquier cosa menos en un sitio adulto donde debatir.
Y los que se peleaban allí decidieron venirse aquí en bloque, los trolls y los no trolls, y se trajeron su mal rollo con ellos. Afortunadamente, a los trolls se les envió a la mierda, su hogar natural. Desafortunadamente, los no trolls siguieron con la misma agresividad que llevó a su fin el blog del que venían. Y, como estaban acostumbrados a formar un bando conjunto allí y defenderse mutuamente fuese de lo que fuese el tema, pues decidieron hacer lo mismo aquí.
Y la serpiente aprovechó para atraerlos a su lado porque, ¿acaso no parecía que defendía la misma ideología que ellos? Pero las serpientes no tienen más ideología que su propio egocentrismo y, al final, se ganó a pulso la expulsión del paraíso, para que vomite todo su rencor y su odio desde fuera.
Pero para entonces, el paraíso ya estaba dañado. Se había llenado de mal rollo, enfrentamientos constantes y de peleas de macarras. Y las respuestas graciosas e inteligentes a los trolls se convirtieron en uno deciendo alguno que le iba a patear la cabeza y otro defendiendo el “ojo por ojo y diente por diente” y soltando que a la barbarie se la combate con más barbarie.
Y, ahora, esto del post actual. A unos comentarios especialmente duros por parte de Soledad (que te tengo mucho aprecio, pero te pasas tres pueblos, joer), se la responde en el estilo más macarril posible un “lo que te pasa es que estás mal follá, aunque si quieres te lo arreglo”. Y los compañeros de bando, de inmediato, se posicionan a favor del suyo, en bloque, sin fisuras, a defender a su compañero haya dicho lo que haya dicho.
Y el que fuese un paraíso en el que daba gusto estar, se ha convertido en un lodazal en el que da asco participar.
Enhorabuena a todos.

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