domingo, 4 de marzo de 2012

Mourinho versus Guardiola, Mou frente a Pep.


 Llevo mucho tiempo diciendo, casi en la mayor de las soledades, que Guardiola es un tipo verdaderamente repugnante, que sería realmente insuperable si no existiera ese otro tío mucho más repugnante aún.
 Los 2 son extraordinariamente inteligentes, pero Guardiola, más. El canalla portugués ha estudiado a fondo el funcionamiento de ese mundo aberrante que es el fútbol y ha sacado las debidas conclusiones en orden a transfomarse de un mediocre técnico, que apenas si sabe otra cosa que el practicar el viejo cerrojo, en un estratega social que linda francamente con la genialidad.
 Mourinho ha comprendido que los árbitros no sólo son ególatras sino también cobardes, muy cobardes, y tienen motivo para ello: para la soberbia, porque durante 9O minutos son exactamente los reyes del mambo y para el miedo: un hincha de fútbol, convenientemente manejado, es muy capaz de matar y ahí están todos esos crímenes futbolísticos de la historia para demostrarlo.
 Los árbitros no sólo no están locos sino que la mayoría son personas tan normales como nosotros. Cualquiera de nosotros, amenazado de muerte, tomaría las debidas precauciones para evitar que la amenaza se cumpliera, y ellos no van a ser menos.
 Si los 2 grandes medios de comunicación nacionales, por el número de lectores diarios, Marca y As, con casi 4 millones de asiduos compradores, más todas las radios y las televisiones de España  y todos los diarios de información general, son  cerrilmente madridistas, ¿cómo no van a ser los árbitros absolutamente permeables al terror que todos los días se les inocula en vena con el mayor de los descaros?
 Serían auténticos héroes, y entre los árbitros, que yo sepa, no hay ninguno. Porque también la mayoría de ellos están casados y tienen hijos y sus mujeres y sus hijos conviven diariamente en un mundo muy próximo, en el que cualquier fantoche madridista puede no ya insultarlos sino con la mayor de las probabilidades, agredirlos, y lo dice un tío que ha sentido miles de veces esa sensación, viendo cómo estos tipos arbitran aquellos partidos en los que está interesado el Real Madrid.
Esta es la jugada maestra de Mourinho: ha situado a todos los árbitros en la tesitura de elegir entre su honradez profesional y la seguridad personal de ellos y de sus familiares más queridos, y los árbitros han elegido como tenían que elegir. ¿Es o no es un genio canallesco el tal Mourinho? Porque los elementos del razonamiento estaban ahí, desde el principio de los tiempos futbolísticos, pero sólo él, el canallesco Mourinho ha tenido los cojones necesarios para atreverse a jugar una  baza que puede llegar a ser incluso criminal. Ah, se me olvidaba, aquí interviene también mucho el Ser Superior.
 Guardiola. Es la otra cara de la moneda. Es más listo que Mourinho aún. Sabe, porque ha leído mucho y bien, que el mundo del fútbol son 4 jodidos días mal contados y que, después, queda toda la eternidad y tiene la suficiente vergüenza histórica para no vender por el plato de lentejas del éxito actual todo el derecho de primogenitura que representa precisamente la historia.
 Cuando alguien escriba seriamente la historia de este tiempo de fútbol no tendrá más remedio que reflejar la figura de Mou como la de un perfecto canalla fulero, e incluso criminal, porque está induciendo a la peor de las violencias a tipos realmente peligrosos. Los hechos están todos ahí y no vale la pena perder un sólo instante en reproducirlos.
 Pero lo de Guardiola no es mucho mejor. Guardiola es la persona más soberbia que yo he conocido; en este aspecto, Mou, a su lado, es un aprendiz. Es tan soberbio que, ahora, cuando todo el mundo, no exagero, todo el mundo mundial, universal deportivo, clama contra esa toma de partido tan descarada de los árbitros españoles a favor del Madrid, por miedo a las represalias que acabamos de exponer, cuando sus propios jugadores, cuando los críticos de los 2 diarios deportivos catalanes, cuando sus propios directivos, claman contra el abuso arbitral, el tío comparece ante los medios y dice: "No creo que estemos a 1O puntos del Madrid por los árbitros", convencido como está de que es precisamente así, incluso a veces se le escapa esta verdad, pero, enseguida, la reprime porque no le conviene a EL, A GUARDIOLA, que pueda adminitrse aunque sea por un sólo instante que las ligas y demás competiciones puedan ganarse gracias al favor de los árbitros porque eso es lo que predica la caverna mediática madrileña respecto a sus 13 triunfos sobre 16 posibles.
 Puesto en el trance de declarar paladinamente la verdad que todos estamos viendo, incluso los jodidos madridistas, y establecer "erga omnes" que es posible que sus 13 títulos fueran conseguidos gracias al favor arbitral, Guardiola elige fervorosamente lo que a EL, sólo a EL le conviene, establecer que los árbitros no deciden, no pueden decidir los campeonatos, cuando EL sabe mejor que nadie, que es así, que nadie puede ser campeón de nada, ni en el fútbol ni en la vida real, si los árbitros, si los jueces, no quieren.
 Es lo mismo que le ha ocurrido otras veces, cuando en el cénit de sus triunfos, el tío ha ido y ha alineado a un equipo plagada de reservas del filial, para que todo el mundo supiera de una puñetera vez que el bueno no es el Barça, coño, que gana no por Messi y compañía, sino precisamente por EL, el genio del fútbol que lo reinventa todos los días, por eso los juveniles del Barça son capaces de ganarle a cualquier otro equipo del mundo, si los dirige EL, el genio indiscutible, el más grande de todos los entrenadores del mundo.