miércoles, 1 de diciembre de 2010

La destrucción de un hombre



La vida es absolutamente asquerosa.

Hace ya algún tiempo escribí, en el chat de Saco, que todos nos vendemos varias veces al día, para poder sobrevivir, lo que levantó las iras de aquella manada de hipócritas

Y lo escribía yo, que creo sinceramente que me he mantenido, dentro de lo que cabe, bastante lejos de dicha actitud, pero pagando por ello, ese terrible precio que mis queridos enemigos de aquel chat me arrojan a la cara como el peor de los insultos, mi soledad, mi sonora soledad, porque ésta es de las que hacen mucho ruido, tanto que desde este modestísimo blog parece que no tiene mucha dificultad en llegar hasta allí, tan lejos.

Son tan imbéciles y tan inmorales que no han comprendido algo que ya puso de manifiesto el padre de toda la filosofía moderna, cuando dijo aquello tan genial de que “los hombres se miden por la cantidad de soledad que pueden soportar”.

Efectivamente, mis queridos y entrañables enemigos, soy un hombre que está definitivamente solo, en este mundo, en esta vida que acabo de decir que son absolutamente asquerosos y en los que, para convivir, es necesario prostituirse continuamente varias veces al día y, a mí, la prostitución me sienta mal, no puedo remediarlo pero no la tolero.

Pero yo, hoy, ahora, no quería hablar de mí sino de Iturralde González, ese árbitro, al que su Comité, que quería premiar su larga trayectoria de trabajo tan digno que le hizo acreedor del odio y la persecución de gente tan honrada como Alfredo Relaño Goebbels, director del deportivo As, que se confiesa abierta y sinceramente madridista,  Eduardo Hitler Inda, director de Marca, el deportivo que ha logrado lo que realmente parece increíble, ser el diario más vendido del país, que ha visto como su antes citado rival le va mermando el terreno con su servililsmo asqueroso al Franco Madrid y no quiere acabar perdiendo su hegemonía, y el Bizco(n)de La Morena, director de El Larguero, el programa radiofónico deportivo  líder de las ondas,  le hizo el “favor” de designarle, como premio a tan dilatada carrera y homenaje a la que es, seguro, su próxima jubilación, para dirigir el partido más visto de la historia del fútbol, dicen las estadísticas que han sido ni más ni menos que 400 millones de personas.

Menudo favor le han hecho.

Seguramente, Iturralde era el único árbitro que no se había rendido con armas y bagajes a la insuperable tiranía del Franco Madrid, ese equipo al que ya le han pitado ni más ni menos que 6 o 7 penaltis a favor, mientras que a su enemigo, el Barça, no le han señado ninguno a favor y ya lleva, por lo menos 2, en contra, 

Ha resultado ser el regalo de cumpleaños más envenenado que yo he visto en mi vida, porque esa caverna que hemos dado en llamar mediática, porque es lo más rastrero y primitivo del mundo mundial, que se ha marcado la meta de impedir como sea, si es preciso matar, se mata, que el Barça siga con su línea de triunfos, no podía dejar suelto ese cabo que constituía el juez encargado de dirigir el partido que seguramente es, junto con el de vuelta, luego, en el Bernabeu, absolutamente determinante para la consecución de la mejor Liga del mundo, porque, si lo ganaba el Franco Madrid, se hubiera situado a 4 puntos de su rival, una distancia que, dado el equilibrio absoluto de fuerzas, hubiera sido determinante, o sea, dicho en otros términos, si este partido lo hubiera ganado el FM la Liga hubiera quedado sentenciada.

Era, pues, dicho partido demasiado importante para que el cabo que significaba su arbitraje no fuera atado y bien atado, como dijo aquel hombre inolvidable que nos martirizó durante 40 años y que ha dado sobrenombre al equipo de su vida, Franco Madrid, arrebatándole el adjetivo a ese tipo ridículo que no hizo nada por él, el Rey.

Los 3 amos de la prensa y propaganda del régimen que acabamos de citar, Relaño Goebbels, Inda Hitler y el Bizco(n)de la Morena, no podían permitir que un juez honrado dirigiera el partido más importante del siglo, pero es que Iturralde era, o por lo menos lo parecía, hasta ahora, honrado, de modo que había que convencerle de alguna manera.

A un hombre se le puede convencer de 2 maneras: 1) comprándole con dinero o algo que lo suponga, como aquellos relojes de oro y brillantes con los que Bernabeu seducía a los árbitros internaciones de los partidos de esta clase del Franco Madrid, o 2) coaccionándole con la aplicación de la violencia más intolerable del mundo, la violencia moral, de tal modo que a Iturralde se le dijo:

-Mire v., amigo, éste es, quizá, el último partido importantísimo que va a dirigir v., el que le hará pasar a la historia como un héroe o como un villano, elija, nosotros somos los que calificamos definitivamente a los árbitros, si v. no hace todo lo posible porque gane el FMadrid, nosotros inclinaremos el pulgar hacia abajo y v. pasará a la historia como el más ignominioso de todos los árbitros, pero si v. hace lo que tiene que hacer, esto es, favorece al Madrid, en todas las decisiones que tome, nosotros le concederemos la paz, y v. podrá jubilarse, al fin, si no con todos los honores, que eso ya no puede ser, visto su historial de plena independencia frente al equipo de la capital, sí con nuestra ausencia de condena definitiva que lo hundiría a v. para siempre en la peor de las miserias.

A ver, valientes, ¿qué hubieran hecho vdes.?  Lo que hizo Iturralde:

1) pasar por alto el clamoroso empujón de Ronaldo a Guardiola: normas  sancionadoras de la RFEF: agresión: expulsión;

2) Carvalho debió ser expulsado por propinar un codazo descarado a Messi, cuando el balón ya no estaba en juego: agresión: expulsión;

3) el central portugués cortó con el brazo un pase de Xavi a Villa que dejaba al Guaje completamente solo ante Casillas. Iturralde le perdonó la expulsión, porque tal acción supone tarjeta amarilla y ya tenía una; 

4) zanjó la acción con amarilla, al igual que las patadas de Ramos y Khedira sobre Villa e Iniesta, respectivamente, que merecieron la roja;

5) a Iturralde no le quedó más remedio que expulsar a Sergio Ramos cuando el de Camas dio una patada por detrás a Messi con el partido ya decidido y propinó sendos golpes en la cara a Pujol y Xavi; si hubiera hecho constar estas agresiones en el acta, contempladas ni más ni menos que por 400 millones de personas, el Comité de Competición, compuesto por 3 socios madridistas, no hubiera tenido más remedio que sancionar a Ramos, por lo menos, con 3 partidos, uno por cada agresión, así ha podido sancionarlo con un solo partido de suspensión.

No se si ha quedado suficientemente claro que esto no es una crítica a Iturralde sino todo lo contrario. Nadie está obligado a ser un héroe y se precisaba madera de tal para arrostra el riesgo, absolutamente cierto, de pasar a la historia como el más pérfido de todos los árbitros, hundiendo para siempre una carrera estimable y, lo que es verdaderamente terrible, que sus hijos y demás familiares hubieran de salir a la calle, a partir de este momento, con protección policial.

 Esto, ni más ni menos, es lo que ha evitado Iturralde haciendo lo que hizo.

Y esto es, ni más ni menos, lo que sucede en el fútbol español, en la que, según la publicidad del BBVA,  es la mejor Liga del Mundo.

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