Una vergüenza
LUIS MOLLÁ/MAASTRICHT
Nunca antes se obligó a un equipo de primera división a un mal viaje de cinco horas, a vestirse prácticamente en el autobús y en definitiva a jugar disminuido. Se podía haber jugado el domingo sin aparente perjuicio para nadie y así lo vio la FEF, cuyos estatutos federativos obligan a presentarse a la hora prevista, excepto causa excepcional, ¿y qué otra cosa es un Estado de Alarma inédito en nuestra democracia y que afecta precisamente al transporte? Alguien ha pretendido sacar provecho de la situación, y puestos a pensar a quien beneficia se me ocurre que el de siempre ha movido sus poderososos tentáculos y medios de comunicación con intención de recuperar en los despachos lo que no supo ganar en el campo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario