sábado, 10 de septiembre de 2011

Una guardiolada



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Tal vez sea el momento de que nos desnudemos un poco, sin caer, desde luego, en la obscenidad.

El hombre sólo es realmente lo que piensa y todo lo que yo pienso se lo debo a mis maestros que son, fundamentalmente, 3, Aristóteles, Marx y Foucault.

Aristóteles es el maestro de maestros. Desde él, el pensamiento se ha llenado de lucidez porque penetró decididamente en la esencia de las cosas.

Todo lo que yo sé de todo, en un principio, está ya en él, expuesto con la simplicidad y la sencillez que sólo está al alcance de los auténticos genios. Y en lo que, hoy, interesa se resume en 2 frases de una sencillez y brevedad asombrosas: el hombre es un animal político(zoon politikon) y  el hombre que no es social, que no es político, o es un dios o es una bestia.

Sólo falta la declaración explícita, porque implicitamente, esta conclusión ya está contenida en las anteriores de que todo es puñetera política, que fue lo que, luego, desarrolló Marx con su asombroso “todo es economía”.

Y, luego, finalmente, llega Foucault y remata: todo es poder.

Y de lo que estoy tratando de escribir hoy es de un personaje singularísimo, tanto, que una sociedad tan trabajada intelectualmente como la catalana, antes de ayer, le concedió la medalla de oro del Parlament, o sea del puñetero Guardiola.

Es por eso que he realizado este proceloso preámbulo porque llevo siglos soportando que se me critique que escriba de fútbol, como si el fútbol no fuera política.

Es fútbol es tanto política que otro genio sintético, Sankley, dijo aquello tan revelador de que el fútbol no es una cuestión de vida o muerte sino algo mucho más importante.

Por ejemplo, yo, ayer, viviendo, como vivo, preocupadísimo por el porvenir inmediato de mi famila, el acontecimiento sentimentalmente más importante de mi vida fue que el Barça se dejó empatar en San Sebastián por la Real, cediéndole así estúpida y gratuitamente 2 puntos de oro, en el 2º partido de la Liga, al Real Madrid, gracias a lo que hemos dado en llamar una guardiolada.

Mourinho/Guardiola, he aquí el problema. Son las 2 caras de una misma moneda, la soberbia, ambos se consideran los mejores del mundo pero lo hacen de distinta manera.

Mourinho ha triunfado plenamente, no puede llegar más arriba de donde está, los estamentos futbolisticos le han reconocido ya como el mejor, "the special one", no sólo el número uno, sino un numero uno especial. No va más.

Guardiola es el tipo que quiere desbancarlo. Y va por el camino de hacerlo pero le pierde su soberbia. Seguramente los que me lean piensen, joder, si a Guradiola lo pierde su soberbia, ¿a Mourinho qué coño es lo que lo pierde?

Guardiola es mucho más soberbio que Mourinho lo que ocurre es que también es mucho más hipócrita. En la lucha a muerte en la que ambos están empeñados, Mou, que no se muerde nunca la lengua, ya lo ha dicho: “yo voy de cara, si tengo que meterle el dedo en el ojo a un tipo como Tito Vilanova, voy y se lo meto, no soy como otros que todo lo hacen en la oscuridad de los pasillos que van a los vestuarios”, o algo, más o menos, así.

Y el paranoico dice textualmente la verdad. Porque la verdad dicen que la dicen los niños, los locos o los borrachos. Y de lo que no cabe duda alguna es de que Mourinho está loco, porque hay que estarlo, y de remate, para enfrentarse a cuerpo limpio contra todo el mundo futbolísitico. Mou ha desafiado a: 1º) la Federación Española de Fútbol diciendo que hace trampas a favor del Barça; 2º) a la Unión Europea del Fútbol, acusándola de lo mismo y 3º) a todos los estamentos sociopolíticos del país afirmando que han urdido una conspiración universal contra él, para hundirlo.

Dejando aparte esta paranoia universal de persecución, en la que puede muy bien que haya un componente quizá excesivo de táctica,  de lo que no cabe duda es de la formidable inteligencia que se esconde detrás de todo esto:

A) si Mou pierde su batalla a muerte contra Guardiola, no lo habrá hecho frente a un adversario individual, Guardiola, sino frente al mundo entero, absolutamente; ríanse ustedes, mis queridos lectores, de esa genial epopeya que escribió Cervantes; 

B)pero es que esta diabólica táctica obliga a todos sus adversarios, todos lo que tienen alguna responsabilidad en el mundo del fútbol, a andarse con pies de plomo para evitar cualquier apariencia de verdad en la acusación del genio portugués, de tal modo que: a) todos los árbitros, sin excepción, harán 2 cosas: a’) pitarán siempre a favor del Madrid y b’) pitarán también siempre en contra del Barça.

Esto, por sí solo, sería absolutamente genial si no estuviera, además, acompañado por la decidida apuesta que el genio luso ha hecho por la exacerbación de la pulsión racista, xenófoba, a favor del nacionalismo español, quizá el más rampante del mundo porque está  basado en la más absoluta de las ignorancias: A) la de que el concepto de raza, en última instancia, es falso: el ser humano, en esencia, es igual, sea cual sea el lugar del mundo en el que le ha tocado vivir y su comportamiento sería el mismo si se dieran las mismas circunstancias; B) pero el luso que no sólo sabe todo esto sino que además dicha pulsión racista es quizá la más poderosa del mundo, ha excitado a todos los madrileños, madridistas o no, a todos los españoles para que expresen su odio a muerte a la diferencia que supone la catalanidad, haciéndoles profesar la más peligrosa de las religiones, la política: los catalanes, o sea, la gente del Barça, son los enemigos naturales de los españoles, representados, en este caso, por los madridistas, de ahí su propensión a conseguir su independencia, o sea su aspiración indeclinable a dejar de ser españoles.

Con estos ingredientes, el odio al catalán, o sea a su enseña futbolística, el Barça, está no ya bien servido, sino servido de una manera insuperable, es por eso que los madridistas, o sea, los españoles de bien, no paran mientes en que Mou como persona, como individuo perteneciente a la raza humana, sea un tipo esencialmente despreciable, capaz de todo, absolutamente, para conseguir sus despreciables fines, porque eso, en su opinión, realmente no tiene nada que ver con la finalidad que persigue: acabar con la actual hegemonía futbolística del Barça, o sea, que, una vez más, el fin, el anhelado fin va a justificar los medios decididamente, y el más rastrero de todos los individuos que pueda imaginarse se ha convertido para los madridistas, madrileños, españoles, en una especie de Dios absolutamente insustituible porque les va a situar por encima de su enemigo esencial, aquel que justifica sus pobres vidas miserables.

Pero, ojo, que el tal Guardiola es todavía peor.

De Guardiola puede predicarse sin excepción todo lo que, hasta el momento, hemos dicho de Mou. Si acaso aumentando la proporción.
Guardiola todavía es más soberbio, más narcisista que Mou, todavía se cree mejor, en todos los sentidos, por supuesto, mucho más inteligente: el no va a decir que lucha contra el mundo, aunque subrepticiamente es precisamente lo que haga, porque eso infringe las reglas no sólo de la buena educación sino también de la inteligencia, él es el hombre más modesto del mundo, aparentemente, afirma continuamente que él no vale nada, que son sus jugadores los que le han proporcionado todos esos éxitos que la prensa catalana no se cansa de ensalzar, 13 títulos de 15 posibles,

Y decimos que Guardiola es peor que Mou porque éste da la cara, no se esconde, no se cansa de decir frente al mundo que él es el mejor y que cuando lo echen del Madrid se irá a otro gran club y no como esa porquería de Pellegrini que, cuando lo echaron de allí, se ha tenido que ir,el pobre, al Málaga, que a punto estuvo de bajar a 2ª, en cambio el Pep de los cojones, hace todo lo contrario, alaba a todos sus compañeros de profesión, ensalza a todos los equipos contra los que compite, pero, en el fondo, los desprecia profundamente porque piensa que él, sólo él, con su maravillosa inteligencia puede ganarles los partidos alineando a lo peor que tiene, gracias a la insuperable categoría técnica de sus planteamientos tácticos.

Y así, frente a la Real, que el año pasado estuvo a punto de bajar a 2ª, pero que sin embargo fue uno de los equipos que le ganó al Barça, planteó el partido dejando en el banquillo ni más ni menos que a Messi, el mejor jugador del mundo, a Iniesta, el 2º mejor, a Puyol, campeón del mundo, a Villa, idem, a Abidal,campeón del mundo también varias veces, jugadores con los que, sin duda hubiera ganado el partido, pero que no hubiera demostrado esa verdad que anida en el fondo de su corazón, que es él, Guardiola, el mejor entrenador del mundo, el tío capaz de ganar lo que sea sólo con su capacidad técnica, táctica y estratégica; resultado, su equipo, que jugaba sin sus mejores elementos, empató el partido y perdió 2 puntos, que pueden ser decisivos, frente a ese durísimo rival que va a perder muy pocos puntos si no ninguno, dada no sólo su extraordinaria calidad y las circunstancias tan favorables con las que juega, sino que, además, Mou, el soberbio Mou, el "the special one", no cometerá nunca el pecado de soberbia de pensar que es él, sólo él, el que hace a su equipo uno de los mejores, si no el mejor, equipos del mundo. 

2 comentarios:

  1. Celebro que se empiece a ver a Guardiola como lo que verdaderamente es. Un tipo estúpidamente hipócrita que ofrecía una versioón elegante y modesta cuando le caían los regalos, pero que le cuesta un mundo aceptar que hay un enternador y un equipo que les supera. Como le cuesta al entorno culé, al que ya les toca despertarse.
    El Real Madrid, ese equipo legendario que hasta en sus peores momentos está a pocos puntos del mejor Barcelona de la historia (lo que debe volver locos a los culés) vuelve a ser el Real Madrid.
    El sueño terminó.

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  2. Un filósofo hablando de "the philosopher"? Qué fuerte!! Estoy de acuerdo en casi todo lo que escribes excepto en la teoría "xenófoba". Creo que Guardiola la ha alimentado más que Mou con sus expresiones y frases famosas de "Somos un pequeño país que estamos ahí arriba" o "la central lechera", etc.

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